Cuando estaba embarazada jamás pensé que tener un hijo iba a ser lo que ha resultado ser. Ni la mitad de lo que ha sido.
No es que sea más malo o mucho mejor sino sólo diferente.
Me imaginaba caminando por la calle con mi hijo de la mano. El hablándome, preguntándome cosas.
Me imaginaba menos cansada, siempre alegre y dispuesta
Me imaginaba cosas que quizás suceredán pero que aún no ocurren.
Nace Domingo, muy pequeño y sin mucho ánimo de comunicarse conmigo. Duerme, llora, come, a veces abre los ojos ¿verá?, se sonríe y descansa.
Noches agitadas o tranquilas. Duerme un ojo, se despierta, duerme el otro.
Es un lazo tan íntimo que a veces agobia la soledad en la que uno se encuentra porque hay momentos que son sólo madre e hijo y la responsabilidad es tanta que angustia saber que se es tan indispensable.
Eso es en un comienzo.
Ahora, es diferente. Hay un conocimiento no sólo de él sino de mi en este nuevo rol y del papel mismo (algo así como un deber ser).
Cada día me siento más cómoda. Ya no extraño mi ritmo de vida anterior sino que lo miro con nostalgia pero no hay arrepentimiento ni desazón.
No sé si es tan difícil acostumbrarse a ser mamá y lo que físicamente ello implica (dar leche, mudar, sacar chanchitos, mecer, consolar, etc.) pero sí es complicado ver como la libertad se ve restringida. Aunque de a poco las prioridades que en un inicio parecen ser impuestas por este nuevo rol, pasan a ser decisiones tomadas instintivamente por uno sin mediar pensar en terceros porque éste ya está totalmente involucrado con uno.
Isidora.
viernes, 24 de agosto de 2007
miércoles, 27 de junio de 2007
sin titulo
Domingo duerme. Yo aprovecho.
Podría hacer mil cosas pero elijo escribir. Debería estudiar, leer, incluso dormir podría ser buena idea, pero no. Es mi único momento sola y tengo que hacer que sea concientemente gratificante.
Estoy tranquila, ya no me pongo nerviosa pensando en el momento en que él despierte. Trato de disfrutarlo lo que más puedo. Hacerlo reir me hace reir.
Aunque es un poco cliché los minutos de su vida corren rápido y yo debo parar de pensar en "cuandos sea...", "cuando tenga...". Ahora es y tiene lo que no será ni tendrá en un mes más.
Es como una ley implícita: de niños queremos que crezcan, de adultos, supongo, se pide por verlos aunque sea una vez como el niño que fueron.
Mi mago se despertó...comienza la tarde... siempre igual para mi. Para él cada minuto es diferente.
¿Cómo decirle que aproveche?, ¿Cómo hacer que entienda el privilegio que es sorprenderse cada día?
Podría hacer mil cosas pero elijo escribir. Debería estudiar, leer, incluso dormir podría ser buena idea, pero no. Es mi único momento sola y tengo que hacer que sea concientemente gratificante.
Estoy tranquila, ya no me pongo nerviosa pensando en el momento en que él despierte. Trato de disfrutarlo lo que más puedo. Hacerlo reir me hace reir.
Aunque es un poco cliché los minutos de su vida corren rápido y yo debo parar de pensar en "cuandos sea...", "cuando tenga...". Ahora es y tiene lo que no será ni tendrá en un mes más.
Es como una ley implícita: de niños queremos que crezcan, de adultos, supongo, se pide por verlos aunque sea una vez como el niño que fueron.
Mi mago se despertó...comienza la tarde... siempre igual para mi. Para él cada minuto es diferente.
¿Cómo decirle que aproveche?, ¿Cómo hacer que entienda el privilegio que es sorprenderse cada día?
lunes, 25 de junio de 2007
Como un buen comienzo
Como en todo lo que uno comienza hay cierta excitación y un dejo de temor.
La iniciativa fue producto de un aburrimiento frente a la pantalla y de insólitas ganas periodicas de escribir en el computador.
Sin embargo, creo que este espacio puede transformarse en un motivo por el cual querer llegar a la casa. No tanto como mi gran motivación, porque tengo un pequeño mago que me consume deliciosamente gran parte de mis horas diarias, sino más como un lugar personal que me permita extenderme tanto como nadie me lo permite en el tiempo real.
Por ahora dejo hasta acá esta presentación. Creo que basta para que algún insomne, que tenga bastante tiempo libre en sus desveladas noches, se cuelgue de mí y de mis palabras.
Como un buen comienzo, siempre con modestia.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)